En abril de 1981, estando en la
Escuela de Aplicación de Infantería de Marina de San Fernando (Cádiz) me
comunicaron que el resto de servicio militar (hasta
junio de 1982) lo haría en El Ferrol del Caudillo (La Coruña). Aunque le doy
gracias a Dios por aquella maravillosa experiencia en Galicia, al
principio no me hizo gracia y lo peor era que me iba en unos días y no podía ir
a Málaga a ver a mi familia porque tenía guardia el fin de
semana. Hablé con mis superiores y me dijeron que sólo podría ir a Málaga si
alguno de mis compañeros accedía a hacerme mi guardia. Empecé
a pedírselo uno por uno, a los que yo creía amigos de verdad, pero todos iban a
lo suyo, nadie quería chuparse una guardia por la
cara. Ya sólo quedaba uno de Santander con el que no hablé mucho y que me
parecía distante y poco amigo de hacer favores. Ese
marinero era Antonio Santisteban Ruiz, de La Gándara de Soba (Cantabria) y me
dijo que por supuesto que sí, que fuera a ver a mi familia ya
que él no podía hacerlo, y me hizo la guardia. Nunca mientras viva olvidaré ese
favor, primero porque pude ver a los míos antes de
irme tan lejos y segundo porque aprendí que las cosas a veces no son como
creemos, ni tampoco las personas.
Coincidió que Soba, como le
llamábamos, también fue a Galicia y fue mi amigo y compañero en la Factoría de
Subsistencias de El Ferrol. Soba, amigo, nunca te
olvidaré.
En la Escuela de Aplicación de Infantería de
Marina de San Fernando (Cádiz).
Asomado a la izquierda,
Nuño. De pie, de izquierda a derecha, Soba, Coripe y yo.
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