En la Factoría de Subsistencias de
El Ferrol gané merecida fama de destrozar camiones. En cierta ocasión tenía que
atravesar una estrecha calle y aunque los que
venían conmigo me advirtieron de que el camión no entraba por allí yo pensé que
sí, y además lo hice a buena velocidad, por lo que
además de los daños infligidos a mi camión, ocasioné serios destrozos a los
vehículos que estaban estacionados. Enseguida
aparecieron los dueños visiblemente enfadados, y yo les decía: "Tranquilos, que
la Marina se hace cargo de todo".
Otro día fui a llevar
víveres a un barco que zarpaba. Normalmente los subían por la escalerilla de
entrada al buque, pero en esa ocasión me pidieron que acercara el
camión por otra parte, y dando marcha atrás choqué con el casco y destrocé la
bandera del vehículo (la parte de atrás del camión). Puedo
decir desde entonces que choqué una vez con un barco.
Trajeron una vez una
furgoneta nueva Mercedes y estaba sin estrenar. Hubo que hacer ese día muchos
viajes y en la Factoría sólo quedamos la furgoneta y yo. Y
hubo un aviso urgente. El oficial de guardia no tuvo otra salida, y tuve la mala
suerte que al aparcar había un terraplén oculto por la
hierba y ahí caímos. Hubo que llamar a una grúa para sacar el vehículo
destrozado. Al contarlo el disgusto fue tremendo y no
creyeron mi explicación. Tuvo que venir un suboficial conmigo al lugar del
accidente para convencerse, y me dieron la razón por una vez
porque comprobaron que a cualquiera le habría sucedido lo mismo.